lunes, 21 de diciembre de 2009

Este Sol que nos calienta


Sin duda, si estamos vivos es por nuestra estrella, el Sol. Da igual en el sitio de la Tierra en el que nos encontremos. Siempre está. Salvo en los polos donde se esconde... pero por lo demás. Está. El astro rey. La estrella madre. Mediana. Ni muy grande ni muy chica. Ni muy vieja ni muy joven. Lo justo para calentar este planeta azul lo suficiente para que tú y yo podamos leernos.


Es grande. Muy grande si lo comporamos con nosotros. Pequeño, muy pequeño si lo comparamos con la inmensidad del universo.


A 150.000.000 millones de kms, su luz tarda 8 minutos en llegar a nosotros.


A veces se pone revoltoso. Tiene sus crisis. Por ciclos. Le salen como lunares. Manchas negras: las manchas solares.


Llevaba tiempo callado y parece que por fin, se ha despertado. No hay que tenerle miedo, sólo preocupación a veces. No exponernos a sus rayos ultravioletas. Que queman y no nos damos cuenta.


Cuando se enfada, nos envía rayos cósmicos que afectan a nuestros aparatos eléctricos. Los satélites artificiales son su objetivo más preciado.


El Sol. Nuestra estrella. Nuestra vida. Ahí está en la foto del satélite dedicado exclusivamente a él. Su última imagen. Vista como hay que verla. Porque si le miramos directamente nos quedamos ciegos. Utilicemos proyecciones o filtros en condiciones. Y siempre acompañado de profesionales, de gente que sepa.


El Sol. Ahí está.

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